Las consecuencias de la drogadicción son devastadoras en el individuo y en su entorno sociofamiliar, e incluyen:
Incapacidad para llevar una vida normal. Eventualmente la droga se adueña de la vida del sujeto consumidor, que empieza a sacrificar cada vez más cosas para tenerla: paga más y más dinero (y a menudo pierde la capacidad normal de generarlo), vende objetos personales, etc.
Daño físico y psicológico. Más allá del daño emocional que produce en el individuo el ciclo de culpa y desesperación que le destruye su vida, el consumo descontrolado puede conducir a daños físicos (contagio de enfermedades, desnutrición por falta de apetito) o incluso neuronales.
Aislamiento. Dado lo destructivo del ciclo, los sujetos adictos a la droga suelen aislarse y ser rechazados por sus entornos afectivos: parejas, familiares y amigos, quienes pueden ser víctima de sus necesidades.
Muerte. Por sobredosis, por complicaciones derivadas o por violencia callejera, dado que el adicto se maneja usualmente en ambientes ilícitos.
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